VOCACIÓN Y MISIÓN DEL LAICO EN LA IGLESIA

 VOCACIÓN Y MISIÓN DEL LAICO EN LA IGLESIA


Identidad cristiana laical


La pregunta por la identidad del laico nos lleva a la pregunta por la identidad cristiana ya que preguntar qué es un laico es preguntar qué es un cristiano; quién es un cristiano.

La identidad cristiana se sustenta en tres referencias fundamentales: Cristo desde donde se es; la Comunidad eclesial en la que se es; el mundo para el que se es.

El seguimiento de Cristo es el compromiso primero y fundamental de todo bautizado por el hecho de serlo. Cristo es la referencia obligada para toda forma de vida cristiana. Su muerte, como momento supremo de fidelidad al Reino, como fuente de fidelidad con Dios. Su resurrección como signo y garantía del futuro de vida y de plenitud.

El seguimiento de Cristo cobra su sentido pleno en la Iglesia. Es la comunidad, en cuanto tal, la que transmite la memoria viva y activa de Jesucristo. Iglesia, realidad del Espíritu, Pueblo de Dios, que fundamenta en el bautismo y confirmación los derechos y obligaciones de sus miembros.

La Iglesia vive para el mundo pues todo el Pueblo de Dios está en la historia humana como sacramento de salvación. Está destinada a construir el Reino de Dios, es decir, a formar una gran familia en la que Dios sea el Padre de todos sin excepción.

El cristiano, unido a Cristo por el Bautismo, participa:

 De una sola y misma Vocación a la Fe, a partir de un solo y mismo Bautismo: la aceptación de Cristo con todas sus consecuencias...

 De una sola y misma Vocación, que se vive en formas peculiares (ministerio Ordenado, religiosos, laicos) pero que son iguales en dignidad y complementarias entre sí.

 De un único e idéntico compromiso radical de seguimiento de Cristo: Programa de las Bienaventuranzas... por encima de la diversidad de “formas de seguimiento”

 De un único y mismo llamamiento a la “santidad” en la comunidad eclesial (LG. IV).


Misión de los laicos


¿Qué misión les corresponde a los laicos? La misión de los laicos, como la de la Iglesia, es evangelizar, anunciar la Buena Nueva del Evangelio, testimoniarlo con su vida y orientar la realidad del mundo hacia los valores del Reino. Por consiguiente el laico ha recibido un don grandioso y se le ha encomendado una misión específica.

El Concilio insiste en que el apostolado laical brota de la misma vocación cristiana en cuanto tal. El apostolado de los laicos es participación de la misma misión salvífica de la Iglesia, apostolado al que todos están destinados por el Señor mismo en virtud del Bautismo y la Confirmación. “Insertos por el Bautismo en el cuerpo místico de Cristo, robustecidos en la Confirmación en la fortaleza del Espíritu, es el mismo Señor el que los destina al apostolado” (LG. 31).

Este compromiso misionero tiene dos orientaciones fundamentales: hacia el interior de la misma Iglesia y hacia fuera, hacia el mundo. Pero más allá de la Misión intraeclesial los laicos tienen como campo específico suyo (aunque no exclusivo) “la animación cristiana del orden temporal”. Los coloca en el mismo corazón del mundo, al servicio de las más variadas tareas seculares. Su ámbito específico, por tanto, es la secularidad o mundanidad.

1.3 Campos en los que el laico esta llamado principalmente a ejercer su apostolado:

 En la promoción de la dignidad de la persona, la defensa de la vida, el derecho que tiene todo hombre una auténtica libertad de conciencia, también y particularmente en el plano religioso. Está llamado a denunciar cuanto ofende a su dignidad. Valorar en el ser humano su dimensión trascendente, de llegar a ser hijo de Dios ya que por la Encarnación del Verbo todo ser humano ha sido elevado a esta dignidad.


 La familia. Célula fundamental de la sociedad, cuna de la vida y del amor en la que el ser humano nace y crece. Defender y sostener esta identidad y hacer de ella comunidad de vida, trabajo y solidaridad es tarea específica del laico cristiano.

 La política. Compromiso directo en la esfera de lo político motivado por una sincera solicitud por el bien común de todas las personas. Empeño en la construcción de una ‘ciudad’ que realmente sea digna del ser humano, objetivo primero del compromiso político. Defensa y promoción de la justicia, el espíritu de servicio, el respeto por la autonomía de las realidades temporales, el desarrollo de la cultura de la solidaridad.

 La cuestión económica–social en estrecha relación con el mundo del trabajo. Evangelizar esta realidad supone comprometerse en la solución de los gravísimos problemas que origina el desempleo, la explotación de la persona como mero objeto de producción, la negación de su subjetividad y el derecho de participación. A desarrollar nuevas formas de solidaridad y de asociativismo empresarial, revisión de sistemas de comercio, financiación e intercambios tecnológicos. En todas estas realidades los laicos tienen que recordar a todos el primado de la dignidad de la persona humana siempre y en todas las actividades del hombre.

 Evangelizar la cultura.

Tratar de subsanar la dramática ruptura entre evangelio y cultura. Vemos cómo la cultura se desarrolla y avanza independientemente de la fe y de los valores evangélicos. Si queremos que la cultura científica y tecnológica se desarrolle iluminada por el querer de Dios creador, son los cristianos laicos los que deben prestar especial atención a estar presentes, con valentía y creatividad, en el mundo de la escuela, la universidad, los ambientes de investigación científica y de reflexión humanística.

TOMADO DE: Vocación cristiana laical y Carisma del Ángel de la Guarda. (Folleto de formación de laicos) 2008


No hay comentarios: